LOS CACHORROS

 

Si hay algo realmente importante para el adiestramiento del perro, es que éste se realice desde la más temprana edad. Al igual que ocurre en el hombre, asimilar determinados comportamientos durante la infancia o simplemente enderezar determinadas conductas, es mucho más sencillo que hacerlo cuando el individuo ya es adulto.



Es recomendable que cuando separemos al cachorro de sus padres y hermanos, dejándolo sólo, lo llevemos para casa. De esta forma aprenderá a reconocernos, más que como al amo, como al amigo. En la gran mayoría de los casos, al llegar a casa el perro será recibido con enorme entusiasmo (fundamentalmente por parte de los niños), lo cual no es malo, pero no debemos permitir que esto confunda al animal, deberemos dejarle perfectamente claro quien es su amo; un buen truco para ello es que sea éste el encargado cada día de darle la comida.

Antes de comenzar el adiestramiento del cachorro hay una serie de puntos que se debemos conocer sobre este animal:

Para el perro las palabras son estímulos, no las entiende. No tiene sentido moral, por lo que no puede sentirse culpable: simplemente asocia determinadas respuestas a unos comportamientos. La motivación es la base del aprendizaje: cuanto más fuerte sea ésta más rápido será el aprendizaje. No conviene que utilicemos la fuerza con el cachorro, ya que con ello lo único que conseguiremos es que nos coja miedo y transformaremos su carácter volviéndole reservado y temeroso.
Mientras el perro es tan sólo un cachorro tratemos de ir inculcándole determinadas enseñanzas:

Desde el primer momento le pondremos un nombre, llamándole por el mismo cada vez que deseemos atraer su atención (siempre acompañado de la palabra "Ven"). Conviene que ese nombre sea breve y de clara pronunciación. En los primeros días simplemente les enseñaremos a realizar sus necesidades en lugares adecuados, a comer en el sitio preparado para ello. Algo muy importante a tener en cuenta, mientras el perro es sólo un cachorro nuestro mayor objetivo deberá ser el de convertirnos para él en un amigo, más que en un amo. Trataremos de inculcarle ciertas enseñanzas como "Pasa","Quieto"... pero sin que ello se convierta en una obsesión durante esta primera etapa. Todo esto influirá en el comportamiento que el animal muestre cuando sea adulto y de seguro que en una jornada de caza preferiremos contar con un fiel amigo que con un perro miedoso ante nosotros.

LAS PRIMERAS ENSEÑANZAS

 

En primer lugar hemos de saber que el perro a partir de los ocho meses ya es lo suficientemente inteligente para comprender todos los actos y hechos, por lo que podrá darse cuenta de quién es el que manda, al tiempo que podrá asimilar comportamientos perfectamente.

Sentarse: para conseguir que el perro se siente cada vez que nosotros le demos dicha orden, deberemos hacer que asocie la palabra "Sentado" a la acción de sentarse. Para ello en las primeras ocasiones ayudaremos al animal empujándole para que se siente y posteriormente le felicitaremos por dicha acción, dándole unas caricias (a alguna "golosina"), que le haga comprender que ha actuado correctamente. Evidentemente el ejercicio deberá repetirse varias veces para conseguir que se siente nada más oir la palabra señalada (la repetición es la base del aprendizaje). Tierra: puede ser una orden enormemente útil en caza, para evitar que nuestro perro corra detrás de un ejemplar que no ha sido alcanzado, para que se detenga si se aleja demasiado de nuestra posición, si recupera animales que han sido abatidos por otros cazadores...y lo que es más importante, que se tumbe cuando el ave de muestra levante el vuelo. Para enseñar al perro a echarse a tierra, partiremos de la orden ya asimilada de sentarse. Un buen método es el siguiente: una vez el animal ha obedecido a la orden de sentarse, le daremos ligeros toques con la mano en el hocico y en la cabeza, repitiendo de forma pausada "tie...rra", hasta que consigamos que se tumbe. Una vez lo haga deberemos premiar su actitud con una golosina o similar.

Como es normal, este ejercicio deberá repetirse hasta que el animal responda simplemente ante la mención de la palabra "Tierra"; lo cual será de enorme importancia si pretendemos que el perro responda a distancia a esta orden.

Hay quien utiliza el vocablo inglés "down" en lugar de tierra, por entender que al ser más corto y seco es mejor entendido por el perro.

. La llamada: se trata del mejor método de conexión entre perro y amo, que le permitirá a éste tener al animal bajo control aunque se encuentre lejos. Si nuestro perro tiene por costumbre acudir a la primera llamada, sabremos que si no lo hace puede ser porque se encuentre en algún peligro o bien que está en muestra; además si tenemos que llamarle varias veces, lo único que conseguiremos será ahuyentar la caza. Como ocurre con el resto de las enseñanzas, deberemos conseguir que el perro asimile una palabra ("aquí", por ejemplo) y un gesto (un movimiento del brazo señalando la posición), a una actitud correcta por su parte, de forma que la repita cada vez que así se lo solicitemos. Evidentemente la mejor forma de enseñar al cachorro será ofreciéndole alguna recompensa (ya sea alimento o caricias) cada vez que realice correctamente el ejercicio, el cual deberá repetirse el mayor número de veces posible para que cale en el recuerdo del animal..

EJERCICIOS EN EL CAMPO

 

No existe una edad determinada a la que sea recomendable sacar al animal a cazar, esto dependerá directamente del mayor o menor desarrollo del perro y de sus características físicas. Suele decirse que si el can tiene una constitución fuerte a partir de los seis meses ya podrá aguantar una jornada completa de caza. De cualquier forma la edad señalada como mejor para el aprendizaje en el campo es de los ocho a los doce meses.

Es recomendable que durante las primeras jornadas de caza dejemos que actúe de forma natural, sin andar encima de él y sin darle constantemente órdenes sobre cómo debe actuar. Ésta es la única forma efectiva para saber cuáles son las verdaderas aptitudes cazadoras del perro.

Traer: uno de los primeros ejercicios que debemos enseñar a nuestro futuro compañero en las jornadas de caza, es el de lanzarles un objeto para que nos lo traiga. Lo primero que tenemos que hacer es despertar el interés del animal por el elemento en cuestión, normalmente no será capaz de realizar el ejercicio de la forma correcta en las primeras veces, deberemos ir enseñándole poco a poco, lanzándole el objeto y llamandole de forma cariñosa para que venga a nuestro lado; cuando lo haga no le retiraremos el objeto de la boca de inmediato sino que le acariciaremos, haciéndole ver que ha realizado el juego de la forma correcta (debemos tener en cuenta que si le arrebatamos el objeto en contra de su voluntad cada vez ofrecerá mayor resistencia a traérnoslo). Cuando el ejercicio está siendo asimilado por el animal, conviene que comencemos a animarle repitiendo la palabra "muerta" u otra similar, de tal forma que termine con relacionar el vocablo con el hallazgo del objeto. Cobrar: se trata del ejercicio de mayor dificultad que debe realizar el perro. Consiste en hacer que el perro tome la pieza por la boca y la lleve inmediatamente hacia nosotros. Para enseñar a cobrar al animal, lo primero a tener en cuenta es que tras el disparo deberemos permanecer quietos en el sitio, obligando de esta forma a que sea él quien localice la pieza. Evidentemente para que el ejercicio del cobro de resultado, el can debe haber sido perfectamente adiestrado para la traida, de tal forma que al oir la palabra "muerta" (o la que utilicemos a tal efecto), pase a buscarla de forma inmediata. Es importante que se le de todo el tiempo que necesite, junto con una gran cantidad de ánimo para que no desista en su empeño. Cuando el perro nos haga llegar la pieza, trataremos de que nos la de (no quitársela) para acostumbrarle a que lo haga siempre de esa manera.



 

LOS COLLARES

El collar es un elemento básico del equipo de cualquier perro y mucho más del perro de caza.
En el mercado encontramos muy diferentes modelos, de distinto tipo; desde la cadena de acero hasta los más modernos y controvertidos collares electrónicos.

¿Cuál es el mejor para su perro?, ¿en qué consiste un collar electrónico?, ¿es realmente eficaz?... Conozcamos algo más sobre esta útil herramienta.

LA ELECCIÓN DEL COLLAR
De la correcta elección del collar de adiestramiento dependerá en gran medida el éxito o el fracaso en el aleccionamiento de nuestro animal.
En principio podemos decir que todo collar deberá cumplir con dos premisas básicas: comodidad y eficacia; es decir, comodidad para nuestro animal y eficacia para el adiestramiento. Debemos tener en cuenta que el collar no sólo es un accesorio de adiestramiento, su utilidad es necesaria para controlar los movimientos del animal en cualquier parte y situación.
Ni que decir tiene que ambas características deberán ir unidas a unos requisitos mínimos de resistencia que garanticen su duración (a nadie le hará gracia encontrarse con un collar que no funciona en mitad de una lección de adiestramiento).
Estas características se consideran necesarias a nivel general, si bien a la hora de elegir su collar en particular, siempre resultará recomendable que tenga en cuenta una serie de condiciones más “personalizadas”:

Objetivos marcados en el trabajo a desarrollar. Sensibilidad física del animal. Corpulencia Resistencia psicológica del animal. Actitud del dueño. Resistencia física del dueño. Terreno donde se desarrolle el adiestramiento.
Debemos tener en cuenta que cada collar en concreto está pensado para un tipo de utilización, el diseño no está desarrollado al azar y por tanto elegir el correcto en cada caso resulta el paso previo fundamental para poder adiestrar correctamente a nuestro perro.
Por supuesto, para realizar una correcta elección resultará imprescindible tener en cuenta los diferentes tipos de collares que nos ofrece el mercado. A continuación hacemos un repaso por estos tipos, sus ventajas e inconvenientes.

"El collar es el cordón umbilical y la comunicación entre el guía y el perro. Este debe ir unido con la correa, de lo contrario, sólo sirve de adorno. Ambos ejercen presión, lo cual permite que la mascota sienta la mano del amo y pueda corregir algunos movimientos"

EL USO DEL COLLAR
¿Cuándo colocar el collar a un perro? La gran mayoría de los cuidadores coinciden al señalar que todo perro debe llevar puesto el collar desde cachorro, ya a partir de los dos meses de edad.
El problema está en lograr que se acostumbre a llevar este elemento extraño a tan temprana edad, puesto que intentará sacárselo de todas las maneras posibles. En esta tarea el dueño deberá mostrarse enérgico y seguro de su decisión, puesto que si duda el perro lo notará y pondrá mayor resistencia. Debemos tener en cuenta que durante ese periodo, de los dos a los cinco meses, es cuando resulta más fácil el aprendizaje. En poco tiempo el perro se acostumbrará a sentir el collar sobre su cuello.
Podemos empezar colocando el collar dentro de casa, sin salir a la calle y durante periodos cortos.
Ni que decir tiene que el collar no debe ser puesto en los perros que sufran problemas en la garganta, o problemas respiratorios, puesto que puede conllevar una complicación de estas dolencias y desencadenar otros males.
Deberemos vigilar también su colocación, no puede estar ajustado en exceso, puesto que eso conllevaría el raspado de la piel o la irritación. Para comprobar que la colocación es la correcta, intentaremos introducir dos dedos entre el accesorio y el cuello del animal, si entran correctamente, ese será el tamaño adecuado.
Procure además usar collares delgados para perros de pelo largo, y que éste no pellizque el pelaje del animal a la hora de colocarlo.


TIPOS DE COLLARES
Existen diferentes tipos de collares de adiestramiento. Cada uno de ellos tiene una serie de características propias que lo hacen adecuado para unos perros u otros.

COLLAR ESTRANGULADOR:
Una cadena realizada en eslabones de acero y con dos argollas, una en cada extremo. Ventajas: Efecto sonoro muy eficaz: el choque de los eslabones supone un aviso suave pero muy eficaz para perros ya entrenados. Posibilita la realización de correcciones eficaces con el mínimo esfuerzo para el dueño.
Inconvenientes: Aparición del denominado “cuello duro”; el uso frecuente de este collar puede llegar a producir la insensibilización del perro a su efecto, lo que conlleva la necesidad de utilizar en cada ocasión mayores dosis de fuerza.
Es muy importante ajustar la medida del collar al tamaño del perro puesto que si resulta muy largo incomodará al animal en su marcha.
Decir que existen también collares estranguladores realizados en Nylon (óptimos para cachorros o para perros sensibles) y en Cuero (permite el uso en condiciones de libertad. COLLAR FIJO
La principal ventaja de este tipo de collares es que facilita la sujeción del animal en cualquier situación.
A la hora de elegir un collar fijo para nuestro perro, conviene considerar: el material en que está realizado (para evitar su desgaste rápido), el tamaño (deberá quedar ajustado al cuello, para evitar enredos y pérdidas) y la forma de enganche (que sea fácil, para facilitar la labor durante el trabajo). COLLAR DE CASTIGO
Utilizados únicamente para razas poco sociables o que puedan suponer un auténtico peligro y por tanto deben ser controlados constantemente. Muy pocas veces su uso está justificado con un perro de caza.
Se trata de collares de estrangulación que cuentan además con púas que se clavan en la piel del animal.
Se debe tener mucho cuidado con su uso, puesto que en perros poco acostumbrados puede generar importantes problemas psicológicos como estrés, ansiedad, bloqueo…



EL COLLAR ELECTRÓNICO
Desde su creación, el collar electrónico ha contado tanto con seguidores como con detractores.
También conocido con el nombre de “Collar de impulsos”, su uso se basa en la posibilidad de generar pequeños impulsos eléctricos en el animal, desde un mando a distancia que controla el dueño.
Quienes están en contra de su uso consideran que con este tipo de collares se inflinge un castigo demasiado duro al animal, al tiempo que lo ven como un elemento extraño que evita el contacto directo entre el dueño y el animal, convirtiendo al adiestramiento en algo más “artificial”. Por su parte, los defensores del collar electrónico alaban los enormes beneficios que se pueden llegar a conseguir con el correcto uso de este tipo de collares; y de hecho la gran mayoría de los adiestradores se sirven de su uso.
Debemos tener en cuenta que todas estas descargas eléctricas producen una sensación molesta en el animal, pero en ningún caso le causa ningún tipo de daño físico.
Esto nos puede llevar a la conclusión de que, como en tantos otros temas, el collar no es bueno ni malo en sí mismo, sino únicamente en la medida en que lo es la persona que lo maneja.

Sea como sea, el collar electrónico debe ser considerado como una herramienta para el refuerzo de comportamientos ya aprendidos (función de refuerzo) o para la eliminación de conductas problemáticas (función de castigo).

Como cualquier método de aprendizaje, el collar electrónico tiene tanto ventajas como inconvenientes: Ventajas: El animal no relaciona el castigo con el dueño, sino con la conducta mal realizada. En consecuencia el aprendizaje es más efectivo, puesto que la asociación conducta/castigo es directa. Permite que el castigo pueda darse de manera inmediata cuando se realiza la acción punible, lo que favorece el aprendizaje por parte del perro. El control puede realizarse desde la distancia, no hace falta estar pegados al perro. Existe la posibilidad de adecuar el castigo a la conducta efectuada; efectivamente, el collar electrónico dispone de diferentes grados de intensidad que permiten al dueño elegir el castigo en función de la gravedad de la acción.
Inconvenientes: Pérdida de iniciativa en el animal. El perro puede llegar a saber cuándo lo lleva puesto y cuando no, actuando en consecuencia. Es decir, se comportará adecuadamente únicamente cuando lleva el collar puesto. Son de elevado coste.

De cualquier manera, hay que considerar que en la gran mayoría de los casos, todos los problemas que podemos encontrar con un collar electrónico radican en el mal uso dado del mismo por el propio dueño quien debe ser consciente de que, según el carácter del perro y su estado físico, admitirá un nivel de frecuencia e intensidad distinto en cada caso.

En este sentido, existen una serie de consejos de utilización que deben ser tenidos en cuenta: Realizar ejercicios de correa antes de utilizar el collar: resulta totalmente necesario que el perro tenga bien claro lo que de él exigimos. Resulta absurdo que pretendamos enseñar al animal sin que previamente le indiquemos cuál es la conducta correcta a realizar, puesto que de esta forma lo único que conseguiremos es su bloqueo. Habituarse al collar: antes de comenzar a utilizarlo, es recomendable que el perro lo lleve durante unos días de forma que se habitúe a él. Autocontrol: la facilidad con la que se implanta el castigo en este tipo de collares conlleva que muchos dueños abusen de su uso. Este es uno de los errores más importantes que deben evitarse a toda costa, puesto que ante la intensa aparición del castigo lo único que conseguiremos es que el animal opte por no realizar ningún tipo de acción. Conocimiento técnico: antes de utilizar el collar con nuestro perro debemos conocer a la perfección su funcionamiento. Debemos tener en cuenta que existen numerosos muy distintos modelos: con distintas intensidades, alcances, sonoros, resistentes al agua…