LA PERDIZ ROJA(ALECTORIS RUFA)

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La perdiz pertenece al orden de las gallináceas y a la familia de las faisánidas. No obstante a pesar de la clara definición de su filogenia, la pureza genética de nuestra perdiz roja no está tan clara como pudiera parecer a primera vista. De tal forma que podemos distinguir cuatro especies de perdices con las patas rojas:

  • Perdiz roja (Alectoris rufa)
  • Perdiz griega (Alectoris graeca)
  • Perdiz chukar (Alectoris chukar)
  • Perdiz moruna (Alectoris barbara)
Existen diferencias morfológicas que las distinguen, como en el color de la corona y el cuello, el número de listas transversales negras de las plumas de los flancos y el color de las plumas de los flancos. En el caso de la perdiz roja, la corona es gris en el pico y castaño en el resto. El cuello es blanco con una franja negra del collar sin colgar. En los flancos tiene una sola lista transversal y las plumas de sus flancos son con la base gris azulada y de un blanco muy intenso, puro negro o marrón oscuro.

Como se puede ver las diferencias existen pero su apreciación en el campo no es tan fácil. Sin embargo para nuestra tranquilidad conviene decir que estas especies alóctonas de perdices tienen un grado bastante bajo de penetración en nuestro territorio. En consecuencia podemos centrarnos con tranquilidad en nuestra cotidiana perdiz roja, con la salvedad científica de que su situación taxonómica reconoce dos subespecies A.r.hispanica Seoane, 1894, que cría en el norte y en el oeste de España y A.R.intercedens Brehm, 1858, que cría en el este y el sur. Siendo la primera más oscura, de colorido más brillante y de pico más grande.

La perdiz roja en estado adulto tiene una longitud aproximada entre 33 y 38 cm y una envergadura de 50 a 60 cm, con una cola que llega medir unos 12 cm aproximadamente. El plumaje y el color que lo caracteriza cambia según la edad y el sexo. Los pollos de perdiz de una semana no vuelan, no tienen cola y el plumón es blanco en la parte superior del pico y dorado en su parte ventral. A las dos semanas comienza a realizar pequeños vuelos y el color del plumón en la parte superior del pico se cambia a un color negro mientras que en la parte ventral el plumón se vuelve blanco. Al mes de vida los vuelos son más largos y el plumaje del dorso toma un color crema con moteados en la parte ventral a la vez que surge un ribete negro por encima del pico.

Con un mes y medio el capirote se vuelve gris, surgen manchas negras en la parte superior del pico y en la posterior del cuello, la cola se hace visible y las plumas del dorso ya aparecen de un color pardo y barradas. El color del cuello tiende hacia el negro y los laterales de la cabeza y la garganta hacia el color blanco.

Con tres meses el pico y las patas son de color naranja y el collar del cuello está sin cerrar. En los quince días siguientes las patas se vuelven rojas y en los machos juveniles la pluma más externa del ala es puntiaguda y con una mancha blanca.

La hembra adulta de quince meses muestra la pluma más externa del ala con su borde gastado y una mancha blanca. Carece de espolón. A los veintisiete meses el plumaje de la hembra es rojizo, presenta un collar negro que va de la base del pico hacia la garganta; tiene una tonalidad de color blanco sucio, presentando un babero de plumas de color gris perla y negro.

En sus flancos se aprecian las características bandas transversales donde alternan los colores rojo, blanco y gris perla, ribeteados de una fina línea negra. Su pico y las patas son rojas y en algunas ocasiones presentan un pequeño espolón.

La perdiz común o perdiz roja prefiere los lugares pedregosos con monte bajo y tierras de labranza, donde sean frecuentes las siembras de cereales de invierno y las leguminosas. Esta especie de carácter sedentario se distribuye con regularidad en la parte sur del Reino Unido en Francia, en el norte de Italia y en toda la Península Ibérica con excepción de la franja de la cornisa cantábrica. Su distribución altitudinal varia desde el nivel del mar hasta los 2500 m.s.n.m.

A partir de Enero los machos empiezan su periodo de celo. La época de cría se desarrolla desde finales de abril a mayo. El macho prepara varios nidos en depresiones someras con poco tapizado de la vegetación próxima. La hembra elige uno, anida en el suelo y pone entre 9 y 18 huevos subelípticos, lisos y brillantes, de color blanco amarillento y a menudo dipersamente manchados. Pone los huevos a intervalos aproximados de 36 horas y los incuba en veintitrés días y medio. La hembra puede hacer dos puestas en nidos diferentes, en cuyo caso una puesta es incubada por la hembra y la otra por el macho. Los polluelos que eclosionan con un peso aproximado de veinte gramos, son nidífugos y consecuentemente abandonan el nido con rapidez, aunque los perdigones permanece unidos hasta el siguiente periodo de cría.

La perdiz es un ave omnívora. A la semana de vida su dieta está compuesta por un 66% de invertebrados y un 33% de semillas y flores. A las dos semanas su alimentación se invierte e ingiere un 66% de semillas y flores y un 33% de invertebrados. A las tres semanas, cuando se pueden considerara adultos siguen consumiendo un porcentaje mayoritario de vegetales (97%que se reparte entre semillas, frutos, hojas, raíces y flores, el resto lo aportan los insectos y los líquenes. Es pues evidente que la alimentación de las perdices esta muy condicionada por la disponiblidad de alimento que, a su vez depende en gran medida de la climatología y de las condiciones de partida del hábitat allí existente.

La perdiz roja vive en bandos familiares que denotan un buen estado general de la población cuando el número de individuos oscila entre 16 y 25 ejemplares. Ocupan un territorio pequeño, por término medio de unos 500 metros cuadrados, en gran parte debido a su carácter sedentario y la disminución de riesgos que supone no realizara grandes desplazamientos para alimentarse. Durante el periodo invernal la perdiz emite su canto peculiar por la mañana y a la puesta de sol y sobre todo cuando la bandada se ha dispersado y también para atraer al macho. Al espantarse la bandada, todos los individuos salen corriendo en la misma dirección. Duermen generalmente en lugares abiertos que facilitan la huída y en las franjas horarias de más actividad (Atardecer y primeras horas de la mañana) se desplazan para comer caminando, mientras algún individuo permanece vigilando. Beben en las charcas y aprovechan el agua condensada por el rocío y a medio día se dedican a la higiene personal, cuidando su plumaje y tomando baños de arena.

Hay que decir que tantas cautelas frente a los riesgos están perfectamente justificadas ya que una pareja de perdices logra sacar adelante entre un 30% y 35% de la crías incubadas y nacidas durante el año. Siendo los principales artífices de este pequeño desastre los pequeños depredadores como lirones, ratones, culebras, lagartos y ya en fases más adultas las águilas, los zorros y otras rapaces de más envergadura como ratoneros, azores, etc.

Los factores que propician una mortalidad que oscila entre el 65 y el 60%. Son achacables, con las reservas propias de este tipo de afirmaciones, a la caza en un 40% - incluyendo tanto la regulada como la furtiva -, a la climatología excesivamente rigurosa del invierno en un 10%, a los pesticidas en un 5% y a los depredadores en otro 10%.

PALOMA TORCAZ (COLUMBA PALUMBUS)

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Es la mayor de las palomas de amplia difusión. Su longitud es superior a los 40 cm y su envergadura alar es de 75 cm. Pesa hasta 500 g. Es de coloración azul grisácea, con luminosas manchas blancas a ambos lados del cuello, pero no los jóvenes. La cola es más larga que en la paloma bravía y zurita. Tambien tiene manchas alares blancas en forma de media luna, e irisaciones verdes y purpúreas en el cuello, que enmarcan la mancha blanca.

Son aves esquivas, de bosque, que también buscan su alimento sobre los campos. Fuera de la época de celo son prácticamente mudas.


Vive en oquedades, así como en sitios cerrados y bosques delimitados. En algunas ciudades la paloma torcaz se ha convertido en el ave más común y más confiada de los jardines, mientras que en otras falta por completo.



A lo largo de todo el verano se puede observar el vuelo de celo de la paloma torcaz: el palomo despega de la copa de un árbol, remonta el vuelo y a continuación se deja caer en un brusco planeo. Los vuelos ascendentes y descendentes se ordenan sucesivamente para cubrir el rodeo del territorio del nido, que acaba en las inmediaciones del árbol de despegue.

En las palomas de los jardines se puede observar también el reclamo sobre el suelo: el palomo da ágiles saltitos detrás de la paloma, inclinándose gravemente. Al mismo tiempo despliega su cola y murmura sordamente "ruuj" seguido de algunos brincos dados con ambas patas.

A primera vista, la multiplicacion de la paloma torcaz es escasa, dado que únicamente pone dos huevos. Pero crían varias veces, empezando en abril y terminando en agosto, disponiéndose fácilmente para otra puesta cuando ha perdido una nidada.

El nido es una bandeja plana de leña menuda, en lo alto o en la parte baja de un árbol, dispuesta tan dispersamente de forma que es transparente. Está ubicado normalmente en la zona de las copas de pinares espesos o de nuevas plantaciones.

La paloma hembra incuba a diario desde las 4 de la tarde hasta las 8 de la siguiente mañana, hora en que el palomo la releva con gran puntualidad. En realidad, el incubar supone para estas aves la liberación natural de una tendencia. Las palomas incuban y dan calor muy concienzudamente; si se les asusta en el nido, suelen abandonar la incubación. Es una precaución evidentemente eficaz, puesto que la puesta posterior tiene de nuevo todas las posibilidades de permanecer oculta y libre de problemas.

La incubación dura de 15 a 18 días. Los pollos permanecen en el nido durante 3 ó 4 semanas.

Los pichones son alimentados, como en el caso de las demás palomas, con leche del buche paterno y con semillas, por lo general dos veces al día, por la mañana y por la tarde.



Como aves forestales, las palomas torcaces encuentran su alimento (piñones) durante el año en las piñas colgadas o caídas en el suelo. En otoño comen también bellotas, que rompen de las ramas y tragan en teras. En invierno cogen yemas, demostrando ser unas grandes gimnastas, en las puntas de las ramas, aunque dan la impresión de ser aves bastante pesadas. En horas tempranas se desplazan a los campos y picotean semillas de gramíneas.

Donde se reúnen en bandadas resultan perjudiciales y son combatidas cada vez más por iniciativa de los labradores.

La paloma torcaz es una de las pocas aves que ha aumentado en casi toda Europa desde los años de la postguerra, junto con la tórtola turca, la gaviota reidora común, la focha común y otras especies. Todas ellas son aves de tamaño mediano, debiéndose atribuir su expansión a la desparición de sus enemigos naturales, que son el azor, el halcón común y el zorro.

Cuando beben no levantan la cabeza, sino que succionan el agua como si sorbieran mediante una pajita.



Los pichones, que todavía con el plumón son tomados y criados por la mano del hombre, se aproximan y relacionan estrechamente con él. La crianza no es difícil si se dispone de papilla,s pero requiere mucha dedicación y tiempo. Sólo hay que meter el pico del polluelo de paloma en una papilla bastante líquida, para que la vaya ingiriendo a sorbos. Pero si el polluelo ya tiene plumas rechazará con aletazos cualquier intento de aproximación.

En el sur de Francia, donde la migración otoñal de palomas se concentra en un estrecho paso migratorio al sortear los Pirineos, las palomas torcaces se suelen cazar con redes.

En general, las palomas en las ciudades se están convirtiendo en una verdadera plaga. Transmiten enfermedades del aparato respiratorio a los humanos y sus heces son sumamente corrosivas, llegando a dañar edificios históricos. Dada su gran capacidad de reproducción en entornos humanizados, no deberían ser alimentadas por el hombre para evitar el desequilibrio ecológico a que dan lugar.

CONEJO DE MONTE (ORYCTOLAGUS CUNICULUS)

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El conejo de campo tiene un pelaje espeso y lanudo, pardo pálido a gris sobre el dorso y blanquecino en su vientre. Su cabeza es redonda y sus ojos grandes y marrones. Se caracteriza sobre todo por sus largas orejas, de hasta 7 cm (más cortas que las de la liebre común). Su cola es muy corta y carece de una mancha negra en el dorso que sí posee la liebre, y cuyo color blanco se distingue fácilmente cuando el conejo huye. Las patas anteriores son más cortas que las posteriores. No presenta dimorfismo sexual. Una manera fácil de distinguir al conejo de la liebre, aparte de su menor tamaño, es plegando las orejas hacia delante: en el caso del conejo no sobrepasan el borde del hocico.

Mide de 33 a 40 cm entre la cabeza y el cuerpo, y tiene una cola de 4 a 6 cm. Su peso es de 1,5 kg aproximadamente.

Vive en praderas secas, linderos de bosques, parques, etc. En montañas llega a vivir hasta los 1.500 m de altura, aunque es más bien una especie típica del monte y matorral mediterráneo, sobre todo el encinar y el coscojar. Es muy adaptable, aunque evita los grandes bosques. Requiere un suelo donde pueda excavar.

Está distribuido por toda la Península Ibérica y las Baleares.

El conejo es de costumbres casi siempre crepusculares; sin embargo, los días calurosos es frecuente encontrarle desde el mediodía o incluso durante toda la mañana. Vive en colonias que suelen construir laberínticas galerías subterráneas, llamadas conejeras.

Para la reproducción construyen una cámara especial de 150 cm de longitud, excavada a una profundidad de 50 cm.

En la naturaleza, el período de acoplamiento se extiende desde marzo a septiembre, durando la gestación unos 30 días. Con 3 a 4 partos por año, dan a luz a 4 ó 5 crías. La madre amamanta a los conejitos durante unas tres semanas, tras las cuales éstos abandonan el nido o conejera a las cuatro semanas. La madurez sexual la alcanzan a la edad de tres o cuatro meses. El número de partos puede verse aumentado si la colonia de conejos de una determinada zona es lo suficientemente densa.

Los límites de sus territorios son marcados con precisión a través de las heces, existiendo además, al parecer, un preciso estamento jerárquico entre los machos de la colonia.

Se desplaza a pequeños saltos. En caso de alerta, el conejo se levanta sobre sus patas traseras (consigue una visión de 360º), con las orejas erguidas, preparado para la huida.

El hecho de que se coman sus propios excrementos durante la noche se interpreta como una actividad rentable para su propia economía, ya que así puede aprovechar las sustancias producidas por las bacterias de su intestino.

Se alimenta de plantas de todas clases, preferentemente sus yemas, hojas, cortezas, frutos y bayas silvestres, que son consumidos con avidez, así como de hongos. En ocasiones ingiere materia animal como dieta suplementaria.